He venido al desierto pa’reirme de tu amor
Que el desierto es más tierno y la espina besa mejor
El desierto, La llorona | Lhasa de Sela
FRONTERA. Desierto y movimiento destaca los lindes entre un espacio y otro, entre un cuerpo inerte y uno en desplazamiento. Visibiliza el sonido, hace pausas y demanda silencios prolongados para contemplar la inmensidad del tiempo. Es una paradoja y a la vez una mutua necesidad de consumar ambigüedad y contradicción. El impasse hace de este espacio uno de los más interesantes en nuestras geografías. Así, a través de la Fotografía de Erik Gómez Tochimani y la Carpeta gráfica Centzon Huitznáhuac nos hacemos parte de este inmenso paisaje biodiverso, extremo y resilente, somos habitantes y observadores atentos de aquel recorrido que la naturaleza ha creado de manera singular. Olvidamos la fragilidad entre gráfica y fotografía, entre confinamiento y viaje, entre la estancia y la espera.
Proyecto colaborativo entre el Taller de Grabado Corazón Parlante (Guanajuato) y Taller de Producción Gráfica Grieta Negra (Puebla). La carpeta original se editó a finales de 2017 y constó de 20 grabados de 20x15 centímetros con participaciones de artistas de Guanajuato, Tlaxcala y Puebla. La impresión se realizó en papel algodón de 300 gramos. Para esta exposición se han seleccionado diez artistas de esta carpeta, quienes a través de linografía, mezzotinta, siligrafía, serigrafía, aguafuerte y litografía, y en su estilo y técnica peculiar, a las formas, exploran vida y espacio en los desiertos.
Nació y creció en Puebla rodeado de volcanes. Descubrió su gusto por la fotografía cuando apenas tenía 13 años y como toda primera vez, no fue la más afortunada; sin embargo, lejos de desanimarlo, lo motivó a entrar de lleno al mundo de los diafragmas y sensores, de los “ISOS”; de aperturas y velocidades, de luces y sombras.
Con su primera Cannon AE-1 Program anduvo cámara en mano, encuadrando las imágenes cotidianas de su pueblo, de su gente. La noche de un 24 de diciembre subió por los alrededores del volcán Popocatépetl, enfocó su lente hacia él e hizo el ¡click! que lo unió para siempre al volcán y a su primer encuentro con la fotografía nocturna. En esta muestra Erick nos comparte su incansable búsqueda de la fotografía más hermosa del mundo.